La vida, una constante construcción

Director artístico / coreógrafo e intérprete : César Brodermann
Intérprete y colaborador creativo: Santiago Sánchez
Música original: Raphael Isay Ramírez Guillén
Dramaturgia: Ilse Urquieta
Diseño de iluminación: Daniel Hernández y César Brodermann
Jefa técnica: Ana Luisa Gama
Vestuario: Irán Dimas / El borde mx
PRISMAFestival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá (17.10.25)


Por Esther M. Arjona

La sala está a media luz. Una voz ha llamado a un receso de 15 minutos durante los que se prepara el lugar para la segunda función de la noche, El concreto es eterno, a cargo de la compañía mexicana ATERNO. Dos hombres vestidos con lo que semeja un mono color kaki se dan a la tarea de colocar el piso de danza y una hilera de bloques de concreto a lo ancho del escenario.

Estamos en el Teatro Ateneo, Ciudad del Saber, una de las sedes de PRISMA-Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá. El público está distraído en conversaciones, entradas y salidas. Los hombres colocan algunos bloques en cada extremo del proscenio. Hacen una pausa y miran hacia el frente. No son miembros del equipo de backstage. Son los bailarines César Brodermann y Santiago Sánchez. A falta de telón de boca, la preparación de la escenografía ha sido parte de la obra. Una parte del trabajo que regularmente no se ve, pero que es tan importante como los movimientos que ambos personajes harán en escena. Más trabajo.

Los bailarines se mueven sobre los bloques, que permanecen acostados sobre el piso. Pasan de uno a otro. Paulatinamente, los van colocando en posición vertical. De esta manera es un algo más difícil moverse. Se balancean, tambalean un poco y hacen que uno de los bloques caiga, generando un efecto dominó que los hace caer a todos. Los reagrupan. Uno de los intérpretes sigue con la tarea de mover los bloques, darles una nueva forma, crear una estructura. El empeño no cesa. ¿Por qué trabajar tan duro diariamente? Esta pregunta es la que dispara la investigación física y emocional que da como resultado El concreto es eterno, según establece ATERNO. Pudiésemos pensar que el trabajo es como la vida, un constante esfuerzo, un constante cambio. A veces con más ocupación, a veces con menos.

El dúo continúa trabajando. Se agotan, se acaloran, van quitándose el mono… Uno de ellos abandona la labor mientras que el otro sigue. Se observa una especie de escalinata que uno de los hombres sube. Cae… pero el empeño no cesa. Aunque en algún momento un miembro del equipo pierda el foco y deje todo el peso a su compañero, eventualmente se logra coordinación, una buena colaboración.

Una gran pieza de papel es llevada sobre los bloques. La construcción parece ahora una montaña. No es fácil mantener el equilibrio, pero finalmente se llega a lo más alto.

«El trabajo dignifica al hombre» es una frase que, aunque se atribuye a Karl Marx en el siglo XIX, se ha venido repitiendo desde los tiempos de la Biblia. El trabajo permite al ser humano expresar su humanidad y su creatividad. Muchos dirían el día de hoy que trabajar es lo que nos permite subsistir, ganarnos la vida; pero, además de ello, aporta también un gran sentimiento de satisfacción cuando, al final, luego de tanto esfuerzo diario, se logra una meta, se vence un obstáculo, se llega a la cima. Esa cima desde donde Brodermann y Sánchez miran hacia el horizonte con satisfacción.


Recorrido iconográfico con fotos de Raphael Salazar




















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